Louise pulsaba desesperadamente la tecla verde de su móvil, marcando y remarcando el número que durante los últimos 25 minutos llevaba intentando contactar. Era imposible, la red estaba saturada y las pocas ocasiones que había conseguido comunicación la voz de una operadora indicando que el móvil se enocontraba apagado o fuera de cobertura le había respondido para su desolación.
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Aún no había marchado al trabajo, su flexibilidad horaria de ser comercial de una de las más importates operadoras de móviles estadounidense, le permitía disfrutar de la comodidad de su cama. Pero un sonido estridente le había hecho mirar a través de la ventana de su apartamento de Hester Street, un gigante columna de humo salía de una de las torres del World Trade Center. Un latigazo recorrió todo su cuerpo, su esposo, Ben, ya se econtraba en la oficina desde hacía un par de horas. Sú movil no dejaba de marcar y remarcar el número tanto del móvil de Ben como el de su trabajo. No estaba segura, pero pensaba que la columna de humo nacía muy cerca de la planta donde Ben tenía el despacho de su buffette de abogados.
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- No… no… Vamos Ben, coge el teléfono…. ¡Coge el maldito teléfono! ¡Quieres sonar de una vez!
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Louise estaba histérica en su casa, la televisión retransmitía en directo las imágenes, horririzada veía como ardía la torre, se acercó a la ventana la imagen real era mucho más sobrecogedora. En el horizonte pudo ver como un avión volaba… se estaba acercando a la torre… cada vez más… cada vez más cerca… Se va a estrellar…
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El móvil de Louise cayó al suelo mientra veía como un segundo avión se estrellaba contra la otra torre. Pegó su cabeza contra el cristal de la ventana, mientras poco a poco se deslizaba hacia el suelo hasta caer de rodillas. Estaban siendo atacados, dos accidentes, en el mismo lugar y de la misma forma no podían ocurrir tan seguidos.
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El miedo la sacudía por completo y poco a poco empezó a asumir que aquel beso de buenos días que Ben le había dado era el último beso que seguramente recibirìa de él.
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Avanzaban las horas, seguía sin recibir ningún tipo de respuesta. De repente un temblor hizo sacudir todo Manhattan, una de las torres se desplomaba, la torre en la que Ben trabaja.
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Louise comenzó a llorar mirando al horizonte, con el movil en la mano, mientras intentaba buscar un consuelo que no encontraba tras el cristal de la ventana. Las ambulancias y los coches de bomberos pasaban por debajo de su casa a velocidades incalcublabes, la gente corría. Ella no sabía que hacer, era todo demasiado, no hacía más de 3 horas que Ben se había despedido de ella, lo que no sabía que lo había hecho para siempre.
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Hoy 11 de Septiembre de 2008 Louise no ha ido a trabajar, acudía acompañada de su hijo Benjamin de 7 años y medio de edad para rendir honor a las 3000 personas que como Ben fueron sangre inocente derramada, “Nuestro mundo quedó roto” rezaba el discurso conmemorativo. Nuestro mundo y lo que es peor, la vida de miles de personas.
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Tambien encontre el video curioso de los 20 dolares que al doblarlos se ven las torres gemelas y el pentagono incendiandose, ¿casualidades? asi parece, saludos.
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