domingo, 16 de diciembre de 2007

Finis Desolatrix Veritae

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Cuando me incorporé tuve la sensación de haber sido animado por una corriente eléctrica. Mi esqueleto estaba intacto y podía mover los miembros sin dificultad, en el trágico paisaje. Sobre la estéril extensión nada acusaba a la vida. Todo lo que alguna vez fuera animado, todo lo que surgiera sobre la tierra por el raro soplo del germen, los edificios, los árboles, los hombres, las aguas, el ruido del mar, todo había concluido. Me encontraba sobre una yerma extensión despoblada. En el horizonte ilimitado y oscuro, nada se destacaba sobre el suelo. El Sol, como un foco enorme y amarillo, estaba inmóvil en el vasto confín, y ya sus rayos fríos no animaban la tierra. Enormes masas negras de nubes inmóviles encapotaban el cielo. A mi alrrededor había un gran hacinamiento de huesos y era dificultoso ver el suelo. De pronto sentí una vibración uniforme que agitaba todos los despojos. Como movidos por una corriente eléctrica intermitente, los huesos pugnaban por levantarse y volvían a caer sin movimiento, como desmayados. El tinte pálido del Sol, ya muerto, animaba cloróticamente aquella doliente visión.
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Entonces vínome a la memoria, después de grandes esfuerzos, el pasado. Me parecía haber despertado de un sueño rápido. Hice recuerdos y coordiné lo siguiente: Yo estaba la última vez en mi lecho. Una luz pálida iluminaba mi alcoba y un amigo, mi médico, teníame el pulso, grave, sin pronunciar una palabra. De pronto entraron en mi habitación mi madre y mis hermanas. Sentí un cuchichear de voces, vi caras entristecidas, y a una palabra del médico, rompieron a sollozar. El médico hizo una seña. Ya no podía moverme; había perdido el dominio sobre mí mismo y los párpados caían sobre mis ojos, pesadamente. Pero mi conciencia estaba perfectamente clara. Oía aún los sollozos; sentí que alguien, mi madre, me abrazaba llorando; sentí que un Cristo de metal descansaba en mi pecho; una mano puso frente a mis labios un espejo, y después todo se desvaneció.
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Yo debí ser sepultado, naturalmente en el cementerio de mi pueblo. El cementerio no distaba un kilómetro de la ciudad; nosotros poseíamos un mausoleo. ¿Por qué, pues, me encontraba yo en este desolado paraje, cuando el espíritu volvía a animar mi esqueleto en esta hora definitiva?
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¿Quién podía haber trasladado mis restos a este extraño lugar? Por otra parte, ¿dónde estaban mis seres amados? ¿Por qué me encontraba yo solo en medio de tantos despojos? Una duda mortal y fría me lastimaba. Extendí la vista para buscar en la extensión gris algo tangible a qué poderme referir y vi lejos, muy lejos, sobre la enorme extensión de huesos, un esqueleto que como yo, se elevaba en aquel campo de desolación. Sobre la gran cantidad de huesos se incorporaban ya algunos esqueletos que trataban de ponerse en pie; pero volvían a caer sin ánimo sobre la tierra. Me encaminé con dificultad entre las óseas capas hacia el esqueleto. A mi paso cruzaban de repente, con velocidad, tibias, omóplatos y cráneos que iban a reunirse con sus cuerpos. Llegué donde el esqueleto que, solemne y grave, se erguía. Miraba con tristeza desgarradora aquella extensión y no se dio cuenta cuando yo, acercándome, me puse a su lado.

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- ¿Quién sois, espíritu, y dónde estamos? -le dije
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No respondió.

- ¿Qué ha sucedido? ¿Qué extraña pesadilla es ésta? ¿Por qué me encuentro aquí? ¿Vos no podríais responderme? ¿Quién ha animado mis huesos? ¿Quién me ha dado de nuevo estos sentidos que me permiten razonar? ¿Por qué mi cuerpo ha venido a aparecer aquí? ¿Qué tiempo hace, decidme, que desaparecí de la vida? ¿Dónde están mis seres amados? ¿Es esto la tierra? ¿Es aquel el Sol? Habladme, por vuestros más caros recuerdos, dadme una luz que amortigüe esta duda cruel… ¿Estamos acaso en el infierno?...

El esqueleto no me respondía.

- ¡Decidme, por Dios, una palabra! ¿Qué tiempo hace que yo dejé de ser?... Yo era de un país joven, de un continente nuevo; cuando yo vivía, la vida era buena, los árboles alegraban el mundo, los ríos corrían desbordados, un soplo de actividad hacía evolucionar lo creado.

¿Dónde estamos?...

- En la tierra.

- Pero ¿y el tiempo?

- Ya no hay Tiempo.

- ¿Y el Espacio?

- Ya no hay espacio.

- ¿Y el Sol?

- Véle allí, que agoniza; ya está inmóvil.

- ¿Qué ha pasado por el mundo?

- Los siglos.

- ¿Estamos, pues, en el fin? ¿Hemos sido llamados por Dios?...

- ¡Quién sabe!

- ¿Vendrá ahora una manifestación divina, seremos destinados tal vez a otro planeta, a otra vida?...

- ¡Quién sabe!

- ¿Han pasado muchos siglos? ¿La humanidad ha vivido mucho tiempo? ¿Dónde está el progreso de los hombres? ¿Nada ha quedado, acaso, de todos los esfuerzos, de todas las preocupaciones; ha podido el tiempo destruir tantas cosas magníficas?

- ¡Quién sabe!

- ¡Habladme, por Dios! Dadme una luz, sacadme esta tortura o dejadme en la nada, pero no prolonguéis este estado de laceración. ¿Esta noche terminará? ¿Habrá una nueva aurora?

- ¡Quién sabe!

En la extensión desolada y sombría, algunos esqueletos comenzaron a moverse y a animarse. Caminaban lejos de nosotros, en diversas direcciones.

- ¿Vos sois acaso cristiano? ¿Conocisteis y amasteis a Cristo?

- Tú hablas de Cristo. ¿En tu tiempo aún se le conocía? ¿Eres tan viejo? Otras regiones se sucedieron en el mundo. Muchas vueltas dio la Humanidad. Hubo otros profetas, otros ideales, otras religiones, y tantas, que la Humanidad dudó un día que Cristo hubiera existido y que su religión hubiera tenido prosélitos.

- Eso es imposible. Cristo vive en el cielo. Cristo me salvará. Cristo está a la diestra de Dios, él era el Hijo de Dios, él velaba por la especie y por el Espíritu humano.

- ¡Quién sabe!

- Cristo, a la hora final del Universo, vendrá a buscar a sus hijos, intercederá por ellos ante Dios, les dará una mansión de bienaventuranzas…

- ¡Quién sabe!

- Allí nos reuniremos todos los que en vida nos amamos. Allí encontraremos a nuestros seres queridos. Allí el espíritu de los buenos tendrá una dulce consolación.

- ¡Quién sabe!

- Mi alma y mi cuerpo serán vueltos a la vida. Y mis amados serán vueltos a la vida y todo lo que fue volverá a ser.

- Tú no eres tú. Tú no fuiste tú. Tú no serás tú. Tu cuerpo venía de la tierra. Lo que fue un día en la vida tu sangre, había sido antes la vida latente de una serie de sustancias. Ahora somos una vana imagen intangible; somos un recuerdo; pero toca tus miembros, busca tus huesos; no encontrarás nada, nada.

Y toqué mis miembros y nada era perceptible. Yo era una especie de efluvio, una idea, algo intangible, vago.

- Pero la humanidad no puede perecer así. Tenemos un fin. Yo soy creyente. Yo creo en Dios.

- Dios era lo que animaba el mundo y ya ves que no existe el mundo. ¿Dónde está, pues, Dios?

- Dios existe y es eterno. Él vendrá por sus hijos. Jesucristo me acompaña. Yo creo que él vendrá; él es la esperanza, el áncora de salvación del mundo. Él se sacrificó por los hombres…

- ¡Quién sabe!

- Él no puede abandonar a los suyos. Vamos a invocarle. Vamos en pos de él. Recemos. Recemos, por Dios, recemos; la oración nos acercará al Creador. Jesucristo oirá nuestras plegarias.

El esqueleto quedó un gran momento silencioso, con la calavera inclinada sobre el esternón, en desoladora actitud.

Yo comencé a rezar, espantado, contrito, poseído por un pavor trágico: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador del cielo y de tierra…

- No reces, es inútil.

- ¡Madre mía, madre mía! ¿Dónde estás? ¿Por qué no oyes mis clamores? ¿Por qué abandonas a tu hijo? ¿Dónde están tu espíritu, tu amor inmenso, tu abnegación y tu martirio? ¡Madre mía, madre mía! -gritaba yo desconsolado y mi voz se perdía sin eco en la extensión siniestra.

- ¡No llames, es inútil!

- Pero, ¿por qué esta tortura? ¿Por qué esta crueldad? ¿Por qué se me ha vuelto a la vida, por qué esta maldita razón? ...

- No protestes. ¡Es inútil!

Entonces yo me arrodillé a los pies de aquel raro esqueleto, y le dije sollozando, con toda la sinceridad de mi alma:

- Escuchadme: vamos en pos de Cristo. Invoquemos a Cristo; él es el único que puede salvamos; él no nos abandonará; recemos, señor, recemos; sed piadoso, sed creyente; tal vez por vuestra falta de fe, él no nos escucha. Aunemos nuestra plegaria; creed en Cristo. . .

Y él, con una tristeza infinita, con una desoladora melancolía, con un desencanto indescriptible, inclinó la apesadumbrada cabeza y me dijo estas palabras:

- Hermano mío, Cristo soy yo.

Los huesos se animaban, se animaban, y el sol iba oscureciéndose, fijo en el mismo punto del horizonte.
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"Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo."
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Cuento de Abraham Valdelomar


17 comentarios:

Lorelay on 16 de diciembre de 2007, 12:54 dijo...

Creo que todo eso puede pasar si dejamos de sentir a Dios en nuestro interior...

En cambio si dejamos a Dios en nuestro corazón,nos llenariamos de gozo y de esa manera provocaria en nosotros cambios de actitud, cambios en el comportamiento y así estaría siempre vivo en el mundo.
Besitos
Lore

yaves on 17 de diciembre de 2007, 6:11 dijo...

Muy bien narrado, buena imaginación, poco más puedo decir, no soy creyente.
bessos

Bartok on 17 de diciembre de 2007, 15:23 dijo...

Muchas interpretaciones para tu historia, Marco. Se humaniza a Cristo, convertido en ese momento en un esqueleto que vaga sin rumbo por la pérdida de la fé en Dios. Otra interpretación es que, por fin, te muestra la realidad de las cosas: que Dios no existe y que Cristo es simplemente un hombre más que creyó en un Dios único, como también lo fue Mahoma.
Muy impactante tu historia. Saludos.

Morgana on 18 de diciembre de 2007, 13:38 dijo...

seria muy necesario,claro que sii,


buena historia


besos de ensueño...

♋ Mariposa on 18 de diciembre de 2007, 14:59 dijo...

Hola!,impresionante tu blog, y despès de leer meticulosamente te aportare lo que me expresas, lo de Frida, no es obligacison de gustar, hay veces que me inspira para trabajar, como lo hace Kandinsky o Mirò u otros...y quizàs ayuda a otro punto de vista, no el de su vida, si no el reflejo de las obras, como la vida misma pntada en el acto diario...
Besos y te sigo leyendo

Maria Jose on 19 de diciembre de 2007, 10:30 dijo...

Gracias por tu visita a mi Blog, espero que tengas una feliz navidad y un feliz anho nuevo 2008

Un abrazo
Mariajose

Miri on 19 de diciembre de 2007, 10:37 dijo...

Querida amigo:

Hoy llego hasta aquí para dejarte mis saludos y mis mejores deseos para estas fiestas que se aproximan.

Que Díos te llene de bendiciones a vos, tu casa y tu familia y que en el año que se aproxima puedas cumplir todos tus sueños y , venga lleno de paz, amor y alegría para tu vida.

Con todo mi cariño.

Miri.

Cnj on 19 de diciembre de 2007, 14:35 dijo...

Gracias por visitarme :)
Un super saludo navideño para ti
Besos

Cnj on 19 de diciembre de 2007, 14:48 dijo...

ahh verdad lo de los corderitos es porque asi como yo soy coneja él es ovejo :D

Fernando on 20 de diciembre de 2007, 5:19 dijo...

Marco, gracias por tu visita a mi espacio, el tuyo excelente, en cuanto al post, muy buena la narrativa, muy reflexivo el momento sobre la creencia y la espiritualidad
Caminare de nuevo y estaré de vuelta.

Que pases un feliz navidad junto a los tuyos!

M@R on 20 de diciembre de 2007, 9:23 dijo...

HOLA,,,
YA CASI NO TENGO TIEMPO DE LEERTE, PERO AQUI ESTOY,,,
FELIZ NAVIDAD UNA Y MIL VECES MAS,,,
UN ABRAZO,,,

Darilea on 21 de diciembre de 2007, 12:04 dijo...

Marco vengo a tu casa a desearte una Feliz Navidad.
Quien sabe si Dios cada uno lo inventa a su manera, aunque a mi me gustaría que tuviese los ojos más grandes y que pueda girar más la cabeza y mirar alrededor, quedan tantas cosas por ver y que en ella ponga su mano...
Besitos

Sol on 21 de diciembre de 2007, 12:29 dijo...

Wow, es un gran universo tu espacio, tengo que volver cuando tenga más tiempo, de todas maneras.

Gracias por tu visita y comentario, espero que vuelvas.

Yo vuelvo de todas maneras.
Un beso.

Bartok on 22 de diciembre de 2007, 16:41 dijo...

Feliz Navidad, Marco, y a todos tus lectores

carmendelly on 23 de diciembre de 2007, 13:05 dijo...

como siempre muy buenos tus relatos me encantan

Adry on 23 de diciembre de 2007, 13:25 dijo...

cABALLERO, DESDE AQUI, PASO A DEJARLO MIS MEJORES DESEOS PARA ESTA NAVIDAD. SE ME CUIDA MUCHO.

pd. TE DEJE UN PAR DE PALABRAS EN MI BLOG

Marco Escobedo on 24 de diciembre de 2007, 16:31 dijo...

Felicidades queridos amigos le seguire salundando en el siguiente pots :)

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